El reto: Pintar a S.M. El Rey Felipe VI al Óleo
Es para mí un reto muy importante pintar a SM El Rey Felipe VI al Óleo basándome en diversa documentación fotográfica pública, intentando reflejar su buen hacer, en esa difícil y complicada encomienda que le ha sido asignada.
Este Retrato no está terminado. Quiero modificar el fondo para dar un aire más dinámico al conjunto, para que no sea tan clásico.
Comienzo a pintar:
El trabajo referente al Retrato de SM El Rey Felipe VI al Óleo se empieza con mi sistema tradicional del estarcido picado por puntos y colores base, según costumbre.
Después de fondear los primeros colores base para la chaqueta y demás elementos, marco encima el dibujo con el estarcido nuevamente. Comienzo a marcar los volúmenes de la misma, de la camisa, de la corbata y algún otro elemento.
Destaco la parte de la muñeca de la mano derecha donde vemos el puño de la camisa y su reloj. Esta mano derecha se esconde debajo del brazo izquierdo, en posición de descanso, a la vez que marca un estilo elegante en el posado general.
Los dedos de la mano izquierda sobresalen tímidamente encima del brazo derecho como queriendo expresar sinceridad y disposición en su estado de ánimo.
La chaqueta muy correctamente puesta, hasta las arrugas producidas por la posición de brazos son elegantes. Al ser pintadas llevan a su plenitud estética como modelo sobrio de vestimenta reflejado por el Rey.
Cuando le realice el nuevo fondo, de paso le daré algunos toques en la cara, ojos y pelo. Creo que puedo hacerle profundizar más la mirada, y con ello darle más fuerza en toda la figura, dándole también algún toque aquí y allá.
El videotutorial:
Cuando esto esté realizado, por supuesto tendréis el vídeo a vuestra disposición de todo lo que se va grabando al mismo tiempo que se pinta el Retrato.
Esto complica especialmente el trabajo de la pintura, ya que la concentración que este trabajo requiere, se ve a veces interrumpida por la necesidad técnica de hacer una grabación aceptable, lo que significa que a veces tengo que parar cuando más concentrado estoy.
Como dice el refrán, no puede estar uno en la iglesia y repicando.