Composición:
En este Retrato pintado al Óleo, la modelo Alejandra posa con el pelo recogido y rematado con un moño que sobresale en la parte alta de la cabeza. Resultando un peinado muy fresco y natural en una mujer joven como ella.
Además un mechón de pelo cae sobre su frente provocando una sombra lo suficientemente expresiva, que hace que se separe de la frente.
La mirada y el gesto de la boca, que en estos tiempos parece que se ha puesto de moda, refuerzan el posado en general. Con todo ello se logra un conjunto muy agradable para realizar un Retrato pintado al Óleo.
Pretendo mostrar la posible dulzura e ingenuidad de la modelo que pone esa mano sobre el brazo y esa mirada perdida en ninguna parte, abstraída en esos pensamientos juveniles que posiblemente hemos tenido todos a esa edad.
El Mantón de Manila:
En la Obra muestro un Mantón de Manila como vestimenta, con elementos negros de pasamanería y flecos que rematan la composición de la misma positivamente.
D. Benito Pérez Galdós comentaba del Mantón de Manila que «envolverse en él es como vestirse con un cuadro».
«La industria moderna no inventará nada que iguale a la ingenua poesía del mantón, salpicado de flores, flexible, pegadizo y mate, con aquel fleco que tiene algo de los enredos del sueño y aquella brillantez de color que iluminaba las muchedumbres en los tiempos en que su uso era general».
El Mantón de Manila ha sido protagonista de forma constante en todo tipo de acontecimientos regionales y realizaciones artísticas, en muy diferentes épocas.
Aparece como complemento en muchas Obras Artísticas costumbristas, sobre todo del Romanticismo. Lo podemos ver en Joaquín Sorolla y otros pintores del siglo XIX.
Por su estética y carisma se utiliza como elemento complementario en la vestimenta en diferentes Regiones de España, así como en escenografías, posados artísticos, desfiles de modelos, etc.
Por su plasticidad y elegancia se brinda a ser utilizado en los momentos más entrañables y de fiesta en diferentes ocasiones.